Adoro explorar, evolucionar y descubrir hasta donde puedo llegar.
Soy
Una apasionada exploradora en constante evolución
Abrazo el cambio, o como me gusta decir, llevo muchas vidas vividas en una sola.
En mi afán por conocerme y saber quién soy en realidad, he estudiado diversas profesiones de distintas áreas, leído decenas de libros, y vivido diversidad de experiencias con todo tipo de personas. Me gusta decir que llevo muchas vidas vividas a mis espaldas en una sola.
Para algunas personas esto podría traducirse en falta de dirección o claridad, pero con el tiempo mi vida y mi proceso me han demostrado que todo tiene un significado más profundo, y que todo lo que he vivido era necesario para llevar a cabo esta experiencia y dar al mundo los regalos que tengo para ofrecer. No sería quien soy sin cada una de mis vivencias y aprendizajes, y no estaría aquí hoy escribiéndote estas líneas.
Me enamora la idea de ser un ser humano libre de condicionamientos, de límites, ubicación, dinero y de tiempo, y es por ello que decidí emprender online para poder cumplir mi sueño de alcanzar la libertad, viajar por el mundo y expandir mi conciencia a través de vivir aventuras, sumar experiencias y conectar con otras culturas.
De corazón espero que disfrutes de mis contenidos tanto como yo disfruto creándolos y compartiéndolos contigo.
Con amor S.
Este es un espacio para la conexión y la expansión. Aquí no hay reglas rígidas ni caminos predefinidos; es un viaje personal en constante evolución.
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Mi historia
En octubre del año 2013 tenía 26 años y sufrí la mayor crisis existencial de mi vida. Por aquel entonces vivía sola en un piso que tenían mis padres en el pueblo donde crecí. Apenas ganaba dinero de un empleo de fines de semana nocturnos que no amaba, ahogaba mis penas en alcohol y ocasionalmente en otras sustancias, y acababa de terminar una relación sentimental que no me hacía feliz.
Una noche me fui a dormir entre lágrimas, un gran dolor emocional en el pecho, y una sensación de vacío que se extendía tanto que me ahogaba. Me faltaba algo (o mucho), y me sobraba algo (o mucho). No entendía nada, y solo me preguntaba cómo había podido llegar hasta ese punto.
Pero a la mañana siguiente, me desperté con una fuerza interna que a día de hoy no logro explicar, y que más tarde descubriría que era algo a lo que llamaban “despertar”. Yo, que siempre había sido educada como atea y no tenía a nadie a mi alrededor conectado con la espiritualidad, me sorprendí con un hambre voraz de información sobre desarrollo personal y el mundo espiritual.
El despertar
En mi búsqueda fui probando de todo: prácticas como la meditación, el yoga, los oráculos, el reiki, los minerales, los sahumerios, lectura de libros, talleres, eventos… Todo aquello que pudiera hacerme sentir algo más cerca del amor y reducir el enorme sufrimiento que por aquel entonces vivía.
Con 27 años rompí con todo y decidí irme por primera vez de mi país. Trabajé como au pair en Dublín, aprendí el idioma, hice nuevos amigos, conocí a personas interesantes, me besé con algún que otro chico en spanglish y portuñol (como solíamos bromear), y exploré una nueva cultura que expandió mi mente y mi forma de ver la vida. Esa experiencia tuvo momentos de todo tipo, pero fue una de las experiencias más enriquecedoras de toda mi existencia. Descubrí que amaba viajar, conocer y explorar. Por aquel entonces no lo sabía, pero ese pensamiento jamás volvería a salir de mi cabeza.
Siempre albergué un sistema de creencias muy limitado y siempre creí muy poco en mí. Mis heridas eran invisibles, pero eran tremendamente pesadas. Pero desde aquel «despertar», y a lo largo de estos más de 10 años de entrega a mi crecimiento, mi espiritualidad y mi mentalidad, las heridas comenzaron a sanar. Empecé a cuestionarme mi autoconcepto y a creer en que quizá era más de lo que pensaba que era, y quizá podía hacer “cosas” más allá de la vida limitante que había aprendido a vivir. Y así, poco a poco, un día comencé a permitirme hacer más y recibir más…
“…y la vida me mostró que solo iba a llevarme mis experiencias cuando mi cuerpo se desvaneciera, y decidí vivir como sentía, en lugar de como me habían dicho que debía vivir…”
S.